"Pero me acostumbré a que cuando pierdo, reviso en qué me equivoqué y APRENDO"

Perder es ganar un poco

Hablemos de PERDER. Porque pierdo todos los días, pero me enseñaron que se habla mucho de los triunfos y POCO de las derrotas. PERDÍ… palabra difícil de pronunciar. Todos hemos perdido pero nadie quiere decirlo en voz alta.

Los amantes del fútbol deben estar preguntándose ¿Qué hace esta creativa hablando de la famosa frase de Maturana? Y es verdad, no tengo nidea de fútbol, (tan poca idea, que obvio me escogían de última para los equipos en el colegio) pero esa frase es la razón por la que recuerdo su nombre; Maturana. Me acuerdo de la controversia, los reclamos e insultos que se ganó el técnico, a tal nivel que negó haberla dicho en primer lugar. Y es que como sociedad, ODIAMOS PERDER. Estamos programados para buscar ganar siempre. Porque perder, “nos hace PERDEDORES”. Y entonces, el mundo parece dividirse entre los que ganan y los que pierden. Tal cual como en una final de fútbol; o sales en hombros o sales llorando.

Pero… ni la vida ni los negocios funcionan así. Porque a veces se gana y a veces uno sale llorando pero con unas ganas de ganar que cumplen la función de coach a lo Maturana y lo llevan a perfeccionarse para ganar en el siguiente partido.

 Y hablando de juegos, hace años entendí una teoría que me voló la cabeza; hay una diferencia ENORRRME entre los juegos finitos e infinitos. (Teoría que plantea James Carse en 1986 y explica Simon Sinek espectacularmente). Ahí va; Los juegos finitos se definen como esos donde se conocen los jugadores, hay reglas claras y un objetivo acordado. Como el fútbol. Hay principio y final. Un ganador y un perdedor. Pero los juegos infinitos funcionan distinto. Juegan jugadores conocidos y desconocidos… se pueden unir jugadores en cualquier momento. No hay reglas claras porque cada cual juega como quiere y el objetivo es perpetuar el juego. Suena confuso y miedosamente similar a LA VIDA y LOS NEGOCIOS. ¿No?

Y entonces, si estamos jugando en un juego sin reglas claras, donde la competencia más grande parece ser mi capacidad de aprender de las derrotas pasadas, para ser mejor en el futuro, perder deja de parecer una derrota garrafal y se convierte en una herramienta de aprendizaje como tantas otras. Corrijo, es quizás más poderosa que toda las otras herramientas juntas, porque esos errores garrafales que me costaron plata, tiempo, esfuerzo, reputación, relaciones, o lo que sea, son mucho más difíciles de olvidar que cualquier clase teórica o experiencia ajena.

Entonces perder, es ES GANAR EXPERIENCIA Y CANCHA. Perder es la vida mostrándome qué tengo que hacer mejor para conseguir lo que quiero. Perder es la posibilidad de ver mis derrotas a la cara y reconocerlas hasta entender en qué me equivoqué. Claro, si decido que quiero reconocer mis culpas y dejar de culpar al resto del mundo por mis fracasos.  

He perdido clientes, perdido plata, perdido miembros de mi equipo… OUCH. Pero me acostumbré a que cuando pierdo, reviso en qué me equivoqué y APRENDO. Y cuando aprendo, es menos probable que cometa los mismos errores… y me vuelvo más fuerte.

Entonces sí señores. Maturana tenía razón, PERDER ES GANAR UN POCO pero sólo si uno decide verlo así.

Valentina Giraldo Henao

@lavalentinadesign  @valentinagiraldohenao